La belleza de Yussef Dayes en Japón


Hace un tiempo descubrí un video que sentí como un regalo para el alma. No es solo un concierto ni un simple viaje… es más bien un viaje audiovisual. La música, los paisajes japoneses y las reflexiones íntimas de Yussef Dayes se entrelazan de forma tan natural que te hacen sentir parte del momento, aunque lo estés viendo desde tu casa, con el perro ladrando afuera.

Es difícil explicar exactamente lo que me provoca, pero si alguna vez sentiste que la música podía pintar paisajes en tu mente, este video se siente asi. Es inspiración pura. Es relajante, delicado y fluye sin problemas (a excepción de los anuncios de YT que interrumpen de vez en cuando). Es un video ideal para quienes buscamos conectar con lo espiritual, con lo bello, mientras escuchamos música tranquila.  

Yussef Dayes es un baterista y productor británico que ha ganado reconocimiento por su estilo único, una mezcla de jazz contemporáneo, soul, hip hop y sonidos del mundo. Es conocido por su capacidad de improvisación, por su ritmo intuitivo y por la energía casi mística que imprime a cada presentación. Su música no se escucha simplemente se disfruta, se vive. 

En este video —grabado al aire libre en distintos escenarios naturales de Japón, incluyendo el Monte Fuji—, Yussef no solo toca: contempla, respira, se deja afectar por el entorno. Habla de cómo tocar en la naturaleza potencia la espiritualidad de la música. De su profunda admiración por la cultura japonesa: su estética, su filosofía, su forma de entender el tiempo y el silencio. Y de la emoción de improvisar rodeado de tanta belleza, con el viento entre los instrumentos y el paisaje como testigo. 

Mientras nos lleva por un viaje sonoro, Yussef comparte reflexiones que no son una narración tradicional, sino pequeñas reflexiones que parecen haikus: breves, líricas, casi susurradas. Como si compartiera con nosotros algo muy íntimo, sin necesidad de explicar demasiado. Solo sentir.

Y aunque fue grabado al aire libre, la producción es impecable. Se ve el viento, pero no se escucha. Todo se siente cuidado, respetuoso, profundo. Como si cada sonido tuviera su propio espacio para respirar.

Este video me gusta muchísimo y lo pongo muy seguido mientras estoy escribiendo o dibujando. Lo encuentro pacífico y es como un recordatorio de que la música también puede ser una forma conectar con la naturaleza. Y de que a veces lo más poderoso no necesita muchas palabras, solo honestidad y alma.

Si necesitas inspiración, algo que te cambie la vibra del día o que te recuerde por qué el arte puede sanar… te invito a verlo. Es de esas cosas que no se olvidan.



Tiene otros videos muy interesantes en lugares distintos del mundo donde toca su musica al aire libre

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